Antes, todo esto era campo…
Pues sí, pero ya no…, así es que, adáptate, o deja paso…
Cierto, tu empresa se creó de la nada.
Después de muchos años de sacrificio, de trabajo duro, y de mimos para el cliente…, habéis logrado crecer, vender un montón, y dar trabajo a treinta o cuarenta personas, que gracias a ese impulso, cuentan con un empleo en vuestra empresa. Pero ahora es un momento diferente.
Los problemas más importantes para una empresa no llegan cuando está naciendo, sino en el momento de consolidarse. Cuando una empresa nace y está creciendo, todos estamos más pendientes de ganar un cliente más, de hacer mejor las cosas, de encontrar un modelo de negocio sostenible. En ese momento no hay horarios, ni roces con los compañeros, y nos organizamos de forma casi natural. El cliente quiere más, y se lo damos. Y para atender sus demandas, vamos creciendo y creciendo…
Pero unos años después, nos damos cuenta de que mantenemos la misma estructura laboral que al principio. Una empresa muy piramidal, con una sola dirección, que tiene que responder a las demandas de treinta o cuarenta personas. Sin una estructura interna sólida, sin organigrama, sin funciones definidas, y con la dirección o los mandos intermedios faltos de herramientas, con un cargo informal, sin retribuir esa responsabilidad, y por supuesto, sin haber sido capacitados por la empresa para el liderazgo y la gestión emocional, más allá de lo que les da su profesión, y de lo que han ido aprendido sobre la marcha.
Tiene mucho mérito haber construido todo esto de la nada, pero es hora de actuar de profesionalizar los recursos humanos, de organizarlos, de dotarlos de otras herramientas…, para hacer que perdure en el tiempo y pueda seguir dando soporte y trabajo a todas esas familias.
Por suerte, ya sabes dónde encontrar solución a lo que te preocupa!